Continuamos publicando descripciones de ese instituto abandonado. En este caso damos las gracias a Mario Díez, del 4.3.
"Y allí estaba... El sitio donde hace cuarenta años tuve tantas experiencias nuevas, desde risas con amigos hasta llantos tras suspender: aquel sitio era el instituto.
Las paredes, que antes eran blancas y amarillas, habían cobrado un color grisáceo y en alguna de ellas había grafitis. El suelo en muchas zonas estaba destrozado, las luces se habían caído, por eso había cristales por el suelo. La gente había roto las ventanas y tenía pinta de que en algún momento habías sido habitado por algún vagabundo, ya que había ropa, alguna jeringuilla, colchones... Esto, a simple vista, parecía algo tenebroso, destruido, oscuro; pero a mí me daba otra impresión, ya que recordaba todos los momentos que viví allí."
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