jueves, 27 de abril de 2017

MIGUEL PADRE

Desde la cárcel, Miguel Hernández sentía una gran añoranza de la libertad, de su mujer y de su hijo, Manolillo, que era la proyección de su sangre hacia el futuro. Para él escribió unos cuentos que un compañero de prisión ilustró, para él realizó pequeños y rudimentarios juguetes. 








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