miércoles, 18 de octubre de 2017

Y ESTE, PORQUE LLUEVE Y ES OCTUBRE

Y porque nos gusta Jaime Gil de Biedma (1929-1990)





NOCHE TRISTE DE OCTUBRE, 1959
                                                                                       
                                                A Juan Marsé

Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene será duro.

Adelantaron 
las lluvias, y el gobierno,
reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro
o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano,
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas.

En la noche de octubre,
mientras leo entre líneas el periódico,
me he parado a escuchar el latido 
del silencio en mi cuarto, las conversaciones
de los vecinos acostándose,
                                              todos esos rumores
que recobran de pronto una vida
y un significado propio, misterioso.

Y he pensado en los miles de seres humanos,
hombres y mujeres que en este mismo instante,
con el primer
escalofrío,
han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,
por su fatiga anticipada,
por su ansiedad para este invierno,

mientras que afuera llueve.
Por todo el litoral de Cataluña llueve
con verdadera crueldad, con humo y nubes bajas,
ennegreciendo muros,
goteando fábricas, filtrándose
en los talleres mal iluminados.
Y el agua arrastra hacia la mar semillas
incipientes, mezcladas en el barro,
árboles, zapatos cojos, utensilios
abandonados y revuelto todo
con las primeras Letras protestadas.

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