LO QUE LE SUCEDIÓ A UN HOMBRE
QUE NO PODÍA DEJAR DE FUMAR.
Se encontraba Jaime hablando
con su mejor amigo, Alberto, y le dijo:
-Alberto, llevo tiempo
intentando dejar de fumar y por más que lo intento no soy capaz, ni los chicles
de nicotina ni el cigarro electrónico me ayudan. Por favor, ayúdame a dejarlo.
Alberto lo escuchó con mucha
atención y le dijo:
-Jaime, tu problema me
recuerda mucho al que tuvo mi hermano Antonio.
Jaime le pidió que se lo
contara.
-Tuve un hermano llamado
Antonio que empezó a fumar desde muy joven. Él siempre decía que quería dejarlo
y que utilizaba métodos como los parches de nicotina para ello, pero
realmente lo que le faltaba era voluntad, realmente no quería dejarlo y no se
esforzaba para ello. Esto se debía a que aún no le había provocado ninguna
enfermedad. Varios años más tarde, le diagnosticaron un cáncer de lengua y de pulmón, pero
era tan adicto que no pudo dejarlo, lo que le provocó una metástasis y le
ingresaron en el hospital urgentemente. Allí dejó de fumar, pero estaba muy angustiado porque
su cerebro lo necesitaba y la metástasis era tan grande que al final no
pudieron hacer nada y murió.
Así que ya sabes,
Alberto, si realmente quieres dejar de fumar, lo que más te ayudará será tu
fuerza de voluntad y no los métodos farmacéuticos, pero como sea demasiado tarde te
será muy difícil dejarlo.
Alberto siguió el consejo de
Jaime y consiguió dejar de fumar poco tiempo después.
Y como vi que este
cuento era bueno, lo hice poner en este libro y escribí unos
versos que dicen así:
“Si un vicio quieres dejar,
tu fuerza de voluntad deberás utilizar”.
Javier
Martínez Estévez, BCT11
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