Los primeros días del curso, el departamento de Lengua y Literatura preparó una serie de actividades lúdico-didácticas para recibir a los más pequeños. Entre ellas está el taller de microrrelatos: se organiza curso por grupos y se les entrega a cada uno un par de palabras elegidas al azar; con ellas, han de elaborar una pequeña historia. Este año la cosecha ha sido muy buena, tenemos muchas historias hermosas o graciosas. Aquí os dejamos algunas.
EL VIEJECITO
Manolito era un señor mayor y fiel a su esposa. Un día, en una calle oscura, fue atracado por un famoso delincuente. No le quedó dinero para coger el autobús, así que llegó muy tarde a su casa y su mujer creyó que le estaba engañando y le dio con la sartén en la cabeza.
Geral y Gabriel
EL VIAJE DE CHOP
Chop era un pitbull simpático y educado. Su mayor ilusión era viajar a Nueva York para encontrarse con su hermano. Un día consiguió colarse en un barco que viajaba para allá. Cuando ya se veía la costa americana, el barco chocó con una mina y se hundió. Chop nunca llegó a su destino.
Aarón y Lola
EL VIEJO POETA
Era un poeta tan viejo, tan viejo, tan viejo, que por el agujero del pantalón se le escapaban las letras que llenaban su cuerpo y sus bolsillos.
Allá donde iba el viejo poeta dejaba un reguero de letras sueltas y perdidas, como el rastro de un caracol o las huellas de unos pies en el barro. Cualquiera podía saber si había pasado por allí, pues en el suelo quedaba las pes, las zetas, y las haches de su universo creativo.
Natalia, Ana, Nadia y Pablo
LA ISLA DEL TESORO
En la época del Oscurantismo, había un pirata que había encontrado el mapa de un tesoro que estaba en una isla. El mapa conducía a la cueva donde vivía un monstruo morado con pintas verdes. El pirata fue en busca de su tesoro y se encontró con el monstruo, que se lo comió. Nadie supo nunca qué había en el cofre.
Lucía y María
LA GOTA REBELDE
Una nube de tormenta cargada con millones de gotas de lluvia viajaba hasta unos secos y desesperados campos castigados por el sol y la sequía. Al llegar a su destino, las compuertas se abrieron y las gotas de lluvia, en ordenadas filas, empezaron a caer.
Durante horas llovió y llovió sin parar, hasta que la nube, exhausta, iba a cerrar las compuertas para volver al mar en busca de más agua. Entonces se dio cuenta de que en lo más profundo de sí quedaba una pequeñísima gota asustada y temblorosa.
Carlos, Alba, Inés y Vanesa
EL POEMA DE QUITO
Aquel poema escrito en Quito fue llevado por el viento y fue visto por última vez en aquellas arenas del desierto tan ardientes como las llamas de un volcán.
Andrea y Laura
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